Ingormación

Giancarlo Livraghi – Octubre 2012

Traducción castellana de Rudy Alvarado

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Este pequeño juego con la ortografía puede ser una tontería, pero es un asunto muy serio. No estoy tratando de inventar un feo neologismo. Pero, cuando cometí este error hace algunos meses y mientras corregia, me quedé con la sensación que podría ser útil para definir en una palabra, deliberadamente desagradable, un problema horrible – que va de mal en peor.

Una palabra de argot ingles, gorm (o gormless) significa estúpido. En la así llamada información, la estupidez es rampante. No solo en la locura de aquellos que escriben o hablan, sino en su suposición de que los lectores u oyentes son estúpidos. Lo que conduce a una espiral en costante crecimiento de mutuo aturdimiento, como se explica en El círculo vicioso de la estupidez, capitulo 18 de El poder de la estupidez.

Este error puede ocurrir fácilmente, debido a que las teclas “F” y “G” están lado a lado en el teclado. Pero es sorprendente descubrir con cuánta frecuencia no se corrige. Una rápida búsqueda en la red encuentra un montón de “ingormación” en español, “ingormation” en inglés y francés, “ingormazione” en italiano – y así también en otros idiomas. Un caso peculiar es un domain “ingormation.com”, registrado en Australia por alguien que está tratando sin éxito de vender. Hasta ahora no he encontrado ningún ejemplo de falta de ortografía intencional. Por lo que he puedo ver, siempre que aparece (salvo aquí) es simplemente un error de imprenta, sin corregir.

De todos modos “suena” apropiado. Lo suficientemente desagradable para ser asqueroso.
 

Podríamos suponer que la ingormación es desinformación deliberada o intención de engañar. Hasta cierto punto, lo es. Incluso cuando existe una verdadera libertad de información y opinión, algunos tienen la influencia para decidir cué “noticias” (exactas o manipuladas) se transmiten – y también cuando, dónde y cómo. Muchas veces ni siquiera es fácil entender quién y por qué está tirando de las cuerdas, ni que oobras (y con cué intenciones) se representan en los teatros mezclados y superpuestos de títeres.

También hay una addición llamada entetanimiento. Así es como la explica Gabriel Sala en su Panfleto contra la estupidez contemporánea.

«El entetanimiento es una mezcla de divertimento trivial y mediocre, basura intelectual, propaganda, y elementos nutritivos físicos y psicológicos, con el claro propósito de satisfacer a los seres humanos para mantenerlos convenientemente tranquilos, perennemente ansiosos, sumisos y serviles a los deseos de una oligarquía que decide su destino sin permitirles ninguna opinión al respecto».

Y comenta aún más eficazmente en otro párrafo.

«El entetanimiento es el mejor proveedor de coartadas que jamás haya existido, el prisma a través del cual podemos observar el mundo sin sentimientos de culpa u obligados a ser responsables de nuestros actos».

Así lo describió Gabriel Sala en 2007. Mientras que, justo en ese momento, la ingormación empezaba a buscar otro camino traicionero.

El entetanimiento sigue vigente – aún estamos adormecidos y confundidos con chismes, superficialidad, puerilidad y divagaciones irrelevantes. Para empeorar las cosas, ahora nos sentimos perseguidos y obsesionados por el miedo, la angustia y la depresión que acarrea la amenaza oscura y misteriosa de la “crisis económica”.

En todas las épocas de la historia humana, el miedo ha sido siempre una herramienta para el poder más malvado y mentiroso. Todavía es así en los (demasiados) regímenes en los que no existe libre comunicación. Pero la estupidez contemporánea trabaja también en formas de las que no teníamos experiencia previa, porque aún estamos en las primeras etapas de la comprensión de la abundancia cada vez creciente de herramientas y entornos en los que la ingormación se multiplica.

Así, todos corremos el riesgo de ser, inopinadamente, proveedores de ingormación. Incluso las bien intencionadas críticas y protestas son a menudo inútiles, confusas, desorientadas, mal dirigidas o mal entendidas. Como resultado, terminan hundiéndose en las mismas arenas movedizas de las opiniones y comportamientos a los que tratan de oponerse.

Por supuesto, los sistemas de poder, camarillas y una variedad de personas o grupos que son de alguna manera “influyentes” pueden explotar deliberadamente la confusión. Y a menudo lo hacen. Pero no hay un complot de un solo hechicero para gestionar ingormación en todo el mundo. Puede haber muchas (y conflictivas) orígenes, pero nadie tiene el control de “todo”.

Esto hace el horrible lío aún más confuso. Pero significa también, sin embargo, que la ingormación es como la estupidez: no puede ser totalmente derrotada, pero hay mucho que podemos hacer para reducir su poder.

En el caso de la así llamada “crisis económica”, hay un origen específico. Un hecho obvio (aunque generalmente descuidado) es que todo el engaño está dirigido por un grupo de apostadores financieros. La ingormación los ayuda, pero no es su objetivo. Ellos tienen un solo propósito: hacer un montón de dinero rápida y fácilmente, para luego esconderlo lejos de los riesgos y responsabilidades de la economía real.

El horrible sufrimiento que resulta para todo el resto de la humanidad es un “daño colateral”, irrelevante para una pandilla de maníacos afectados por una patología diagnosticada con precisión. Son «psicópatas corporativos que tienen una condición bioquímica que les impide empatizar con el resto de la humanidad», tal y como se explica en un “suplemento” al final de Había una vez el mercado.

Esta es una alarmantemente extendida, y peligrosamente creciente, manifestación del poder de la estupidez y la estupidez del poder.

Es una situación compleja y confusa, en la que también los ingormadores están ingormados, así como lo son los gobiernos en todo el mundo – y todo tipo de “autoridades” a nivel nacional e internacional. Se supone que deberían saber cómo tratar a la enfermedad, pero no tienen idea de cómo llegar a las raíces del problema.

¿Es esta malvada complicidad? A veces, puede ser. Pero es sobre todo la inexcusable ignorancia o superficial negligencia de hechos básicos, que son mucho menos complicados (y mucho más corruptos) de lo que generalmente se hacen a aparecer.

No es mi intención repetir aquí lo que ya he escrito en otros artículos (hay una lista al final). Pero algunas cosas deben ser añadidas.

El estado general de la ingormación sigue siendo básicamente el mismo. Pero nada permanece “totalmente sin cambios”. Hay unas cuantas evoluciones, aquí y allá, que pueden no ser irrelevantes.

La confusión continúa en la discusión obsesiva de la “crisis”. Ahora la letanía funeraria del catastrofismo es ocasionalmente interrumpida por algún atisbo de pensamientos menos negativos – aunque todavía está aprisionada en el circuito demente del juego financiero.

La “crisis económica” parecía ser principalmente un problema europeo (con pronósticos sombríos de la muerte del euro o un desmembramiento de la Unión Europea – ninguno de los cuales ha sucedido hasta ahora). No es así.

Lo que en realidad va a suceder, y cómo, es impredecible. Pero todo el mundo tiene que enfrentarse con el hecho de que nadie, en ninguna parte, es inmune, incluso las llamadas “economías emergentes”, que están empezando a salir lastimadas por la inevitable infección de la “crisis” – pero, de una forma más importante, por sus propias enfermedades estructurales que ni siquiera han empezado a resolver.

La gente alrededor del mundo está asustada, desconcertada y frustrada. No entiende por qué debe estar inquieta y preocupada por cosas que nadie le explica claramente. Y está muy confundida acerca de las verdaderas razones de las desagradables (o terribles) cosas que están sucediendo en su vecindario.

La mala gestión política es un usuario frecuente de ingormación, pero la enfermedad está trabajando también a la inversa: la ingormación es a menudo el alimento, si no el origen, de políticas confusas y todo tipo de mentiras. No faltan evidencias de este repugnante (y peligroso) círculo vicioso de la estupidez.

Otro fenómeno repetitivo es el “síndrome de scoop”, es decir, la atención repentina a “noticias” que hacen los titulares por unos días y luego se olvidan. Desaparecen antes de que alguien tenga la oportunidad de entender si tenían algún sentido. La manía de la prisa coge cualquier cosa que pueda aparecer “informativa”, ignorando el riesgo que puede ser falsa o mal entendida, perdiendose así la oportunidad de informar y explicar algo más interesante, mientras se corre en pos de la siguiente tontería irrelevante.

Un ejemplo notable y reciente, relativo a la "crisis económica", es la presentación, el 22 de julio de 2012, de un análisis sobre los “paraísos fiscales”. Que esto es horrible no es un descubrimiento. Ha sido evidente durante muchos años. Pero ahora hay una noticia realmente importante.

Por primera vez, una evaluación metódica y fiable de la cantidad de dinero oculto. El resultado es asombroso. Los números son enormes. Decenas de “trillones” (miles de millones) de dólares.

Suficiente dinero para revertir efectivamente el curso de la “crisis económica” podría obtenerse recuperando impuestos evadidos (incluso en muchos casos toda la cantidad oculta, porque obviamente un montón de “dinero sucio” pertenece a la delincuencia organizada, al terrorismo, a corruptos dictadores u oligarcas – y a todo tipo de ladrones).

El nuevo estudio fue reportado por algunos periódicos en los dos días siguientes a su publicación. Luego se desvaneció en el olvido. No hubo más explicaciones o comentarios. Y, hasta ahora, no hay ninguna indicación de que cualquier gobierno o cualquier otra autoridad haga algo para desenterrar estos enormes activos ocultos.

Una vez más: ¿hay complicidad? En algunos lugares, obviamente es probable. Pero es difícil creer que todas las personas en el poder en todo el mundo participen en trampas financieras.

La gloria de “pasar a la historia” como el héroe resplandeciente que encontró los tesoros ocultos, recuperando muchos billones y salvando la economía mundial, debería ser por algunos dirigentes más valioso que juguetear sus impuestos.

Que (por lo que sabemos) nadie, hasta ahora, ha decidido hacer algo sólo puede ser un caso de (imperdonable) distracción.

¿O tal vez agentes secretos, con la ayuda de contadores y informáticos, están trabajando silenciosamente para encontrar las mapas del tesoro y abrir los cofres ocultos?
Si era así, deberíamos esperar que, después de éxitos obtenidos, el resultado sea de conocimiento público – y, también, cómo los inmensos recursos recuperados se utilizarían.
Aunque tengo la sensación desalentadora de que, por desgracia, esto es sólo un sueño.

También es poco probable que toda la ingormación se deba al engaño deliberado y a la corrupción. Es desgraciadamente verdad que algunos periodistas (y llamados expertos) “se compran” – o están influenciados y condicionados por otras formas de deformante control. Pero esto es sólo parte del problema. La ingormación es muchísimo más amplia, mucho más allá de los límites de distorsión intencional. Sin embargo, alimentada por la superficialidad, la prisa, la aproximación y la estupidez.

La ingormación es una enfermedad contagiosa. Genera malentendidos que confunden a personas que no están infectadas personalmente, sino que mediante la recepción y difusión de información deformada se convierten en involuntarios “portadores”.

La información precisa, confiable y atenta existe. Pero corre el riesgo de pasar por alto – o ser malinterpretada debido a la contigüidad con ingormaciones contaminantes. Por otro lado, la desconfianza preconcebida y generalizada puede ser tan perjudicial como la credulidad ingenua.

La mayoría de las personas no son conscientes de cuanto confusamente están desinformadas (ya sea por charlas personales tanto como por los medios de comunicación). Pero incluso los menos atentos tienen una vaga percepción de que están siendo engañados – lo que les lleva a experimentar la sensación embarazosa y dolorosa de no poder confiar en nadie.

Mientras que las falsas “buenas noticias” han sido a menudo (y pueden volver a ser) una herramienta para el engaño, las ahora dominantes “malas noticias” (especialmente en la economía) son aún más perjudiciales.

La percepción alentadora que hay una salida y las cosas pueden mejorar necesitaría, por supuesto, basarse en hechos, no mitos. Pero sería una parte activa efectiva de la solución.

Cuando se encuentre una oportunidad realista para difundir esperanza en lugar de desesperación, acción constructiva en vez de pasiva resignación, confianza y cooperación en lugar de explotación egoísta o correr en busca de refugio, el cambio en el entorno de la información podría ser un auténtico, y verdaderamente eficaz, motor de mejoria.

Como están las cosas ahora, el lío es desconcertante. Sucede muy a menudo que incluso la mejor información está infectada con errores, aproximaciones, ambigüedades y distorsiones. La prisa conduce a superficialidad, divagaciones, visión borrosa, oscuridad. Cuando alguien explica algo claramente, alguien más se llena confundir la cuestión.

Y el poder de la estupidez está al acecho en todas partes.

También puede ocurrir (aunque menos frecuentemente) que jirones de buen sentido se esconden en los pliegues de la ingormación. Una mente bien entrenada puede ser capaz de encontrar algunos fragmentos útiles. Pero no es fácil “separar el grano de la paja”.

De todos modos, los tres recursos para evitar de ser abrumados por la ingormación son los mismos que siempre han sido las herramientas básicas para el conocimiento. Saber escuchar. Cultivo deliberado, obstinado de la duda. Y una insaciable curiosidad.



 
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(incluyendo dos mencionados en el texto)

 
Entetanimiento – Diciembre 2010

Había una vez el mercado – Agosto 2011

De ratas y hombres – Diciembre 2011

El arte perverso del lloriqueo – Enero 2012

Estupidocracia – Enero 2012

Cómo la estupidez puede ser útil – Junio 2012


Y todo el libro El poder de la estupidez
Especialmente, pero no sólo,
capítulo 10 La estupidez del poder
y 18 El círculo vicioso de la estpidez
 



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